miércoles, 15 de junio de 2016

El rap de la salvación

El 25 de mayo de 2005, con 11 años, Brian Molina presentó su primer tema, escrito por él mismo. Cantó y tocó el piano ante compañeros, maestros, guardias, algún funcionario. Después del acto, como premio, a él y a sus compañeros los dejaron jugar al fútbol. Pero empezó el partido y a los minutos, lo planeado: alguien pateó con todo y la pelota fue a parar del otro lado del paredón. Brian y seis compañeros más lo saltaron y se fueron corriendo. Por enésima vez se fugaba del hogar-instituto de menores Borchés.
“Ese día combiné lo que fue mi vida: música, encierro y fugas”, dice Brian hoy, con 22 años, en la pieza que alquila en una casona de Almagro. Hace dos meses que salió de la cárcel de Marcos Paz, después de 4 años de condena. Adentro, como lo hizo en el Borchés, siguió haciendo rap. Ahora trabaja en su próximo disco. Su primera presentación será en la discoteca Palermo club, el próximo 26 de junio. En julio, lo hará en Rosario, Córdoba y Uruguay.
Brian Molina es de Almagro, aunque nació en un lugar bien distinto: hasta sus 4 años vivió en la cárcel de Los Hornos, donde su madre cumplía condena. Luego tuvo que salir y vivir con su abuela, ya que su papá también estaba detenido. Al poco tiempo le quitaron la tenencia y desde los 6 vivió en hogares de menores. Cada vez que se fugaba “ranchaba” y dormía en Plaza Congreso. Su vida era la calle.
A los trece ingresó por enésima vez –Brian no recuerda las veces que fue detenido, ni las que se fugó– a un instituto. Lo distinto fue que lo hizo herido por tres balazos y el motivo de sus futuras fugas: se enteraba la fecha de una batalla de “Freestyle” (letras de rap improvisadas) y se escapaba para presentarse a competir. Así, a partir de alzarse con trofeos por el primer premio, se fue haciendo conocido en el ambiente del rap. Si se cruzaba en una plaza con personas que compartían el rato tocando una guitarra se acercaba y se presentaba; pedía que tocaran y él improvisaba letras. A veces subía a trenes a cantar y no pasaba la gorra. “Tenía el berretín: era ladrón y me ganaba la plata robando, y no quería hacer plata con el arte”, decía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario